A lo largo de toda la vida, la familia constituye un marco
de referencia estable, una fuente de apoyo a la que acudir cuando se necesita y
un espacio donde prestar cuidado y ayuda a otros. Pero este marco ha
experimentado una gran transformación en la últimas décadas. Estos cambios
hacen que nos preguntemos si las familias cumplen hoy sus funciones
tradicionales y si mantienen la importancia que tuvieron en el pasado.
La institución familiar en España no ha sido ajena a los
profundos cambios demográficos y sociales que, como en el resto de los países occidentales,
han alterado profundamente el control social ejercido sobre los comportamientos
familiares. Los proyectos y las formas de vida familiar se han privatizado y
los modelos de organización de la vida familiar heredados han perdido en fuerza
vinculante.
Esta modificación, del control social de la vida familiar,
ha dado lugar a un espacio social de libertad individual tanto en la
conformación de los proyectos de vida, como en las formas de concebir y
organizar la vida en pareja y en familia. Hoy ya no es necesario el matrimonio
para iniciar un proyecto de vida en común y la responsabilidad que se adquiere
con la decisión de ser padres es independiente de su estado civil. Pero donde
se manifiesta con mayor claridad esta pérdida de control social sobre los
proyectos de vida familiar, dentro de esa libertad
individual imperante, es en la aceptación social y legal de las parejas del
mismo sexo y el reconocimiento legal de su capacidad para asumir el cuidado y
tutela de menores.
El sociólogo alemán Ulrich Beck, en su conocido libro “La sociedad del riesgo. Hacia una nueva
modernización”[1],
sintetizó la transformación del control social y la correspondiente ganancia
individual en los proyectos de vida mediante el concepto de
“individualización”. Con este concepto se pretende poner de relieve el gran
protagonismo concedido en la actualidad a las opciones y decisiones
individuales frente a las normas sociales.
La individualización resulta ser el proceso social que está
detrás de los principales cambios producidos en la vida familiar (especialmente
en la mujer) tales como: El cambio en el rol de las mujeres, la
emergencia de la planificación familiar, desaparición de la familia patriarcal
y emergencia de la familia negociadora, así como la pluralización de las formas
de vida familiar.
Esta mayor libertad de los individuos, ante el menor control
sobre los proyectos de vida, influiría en la menor capacidad de ayuda y
solidaridad familiar frente a una mayor dependencia en las instituciones. En
consecuencia, si el proceso de individualización ha producido tan profundos
cambios en la familia, no es de extrañar que también los haya producido en las
normas, en las practicas de solidaridad familiar y en la importancia que tuvo
en el pasado.
José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y
Sociólogo)
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