La crisis económica, mal gestionada, trae
siempre una crisis social cuyo paso inmediato es la crisis política. Estados
como Venezuela o Grecia son, por desgracia, ejemplos claros de estas
situaciones. En España la crisis económica ha ido despejándose, aunque no todos
lo acepten, mostrando una sociedad con mayor esperanza y confianza en su
futuro. Es cierto, que en España, el paro sigue mostrando cifras muy altas que
empañan el cristal a través del cual podemos mirar el futuro. Sin embargo, si
en épocas de bonanza económica, el desempleo se ha mantenido históricamente alto
podría ser una clara muestra de que nuestro desempleo no es coyuntural.
La falta de aceptación, de los buenos
datos económicos que las estadísticas económicas van mostrándonos día a día, sin
indicar con claridad el reverso de esos datos, solo puede producir
incertidumbre sobre el futuro y no favorecen en nada a la inversión y al
ahorro. Entonces, cabe preguntarse: ¿por qué lo hacen y a quién beneficia, esa
postura tan negativa y desalentadora de nuestro país?
Cuando se quiere sustituir la razón
objetiva, por la palabrería populista, los principios conductores de la ética y
la política llegan a depender de otros factores que no son la razón. Es
entonces cuando nuestras metas, sean las que fueren, dependen de predilecciones
y aversiones carentes de sentido real y muy próximas al dogmatismo
intransigente.
La idea de “razón” (razón como objeto)
emerge del intento de distinguir lo subjetivo de lo objetivo. Lo objetivo está constituido
por un sistema conceptual, expresado en categorías lógicas, leyes, axiomas,
reglas o principios, que tengan carácter universal, y por ello mismo no
dependan de puntos de vista o creencias particulares (subjetividad).
Si los datos económicos dados por
organismos internacionales están insistiendo, periodo tras periodo, que la
situación económica en España está mostrando claros signos de recuperación y
crecimiento. Si Moody´s, una agencia de calificación de riesgo que realiza la
investigación financiera internacional y el análisis de las entidades
comerciales y gubernamentales, indica que la actividad económica se ha
acelerado “significativamente” en España, lo que ha llevado a la agencia a
revisar al alza sus previsiones de crecimiento hasta el 3% este año y el 2,7%
el siguiente, datos muy superiores a la media de la UE. Pienso que, si estos
informes no son creencias subjetivas, la pregunta que cabe hacerse es ¿quién
nos está mintiendo?
La mentira no puede nunca estar
justificada, aunque algunos políticos como el ex secretario de Estado
norteamericano Henry Kissinger no tuviera problemas para justificar las
mentiras en política, y así le fue a su presidente Richard Nixon por el
asesorado. Si un político, un medio de comunicación o cualquier otra persona o
entidad con influencia en la sociedad no tiene esto claro, nuestro futuro
estará siempre en entredicho. No puede existir una doble moral. El sincretismo
político, con el que muchos partidos políticos juegan, debe ser denunciado y
apartado de la vida pública.
El ciudadano en estos momentos, donde las
futuras elecciones catalanas y españolas van a ser determinantes para nuestro
futuro, no puede dejarse llevar por mensajes, palabrerías, anuncios o
anacolutos (tan utilizados en la prensa), que muestren subjetividad, parcialidad
o sectarismo. Antes de mostrar nuestra simpatía hacía un tipo u otro de
información y con ello decidir el voto a un partido, deberemos preguntarnos:
¿Quién nos miente y por qué lo hace? Cui prodest?
José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr.
Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose
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