La reforma del Tribunal Constitucional
que el PP quiere aprobar de urgencia, para tener un arma jurídica con la que
inhabilitar a Artur Mas ante la posibilidad de proclamar unilateralmente la
independencia de Cataluña, parece que no ha gustado al resto de las fuerzas
políticas españolas. Unos, los más, dicen que se hace por intereses
electoralistas, otros, los menos, que es inapropiado hacerlo en fechas tan
próximas a las elecciones catalanas.
La reforma no solo pretende punir al Sr.
Mas, sino que permitirá al Constitucional sancionar o suspender de sus
funciones a los responsables públicos que incumplan sus sentencias. Reputados
constitucionalistas ven de forma muy distinta esa iniciativa del PP. Hay quien
la alaba, por la necesidad de establecer mecanismos para que se hagan cumplir
las sentencias (como lo destaca el profesor de Derecho Constitucional de la
Universidad Autónoma de Barcelona, Francesc de Carreras), y quien la crítica al
considerar que, la citada reforma, terminará siendo “más munición” para los
independentistas (como lo expone Javier García Fernández, catedrático de
Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid). Como si los
independistas, a estas alturas, necesitaran más munición para increpar a
cualquiera que se oponga a su delirio.
A pesar de que los reputados
constitucionalistas no se ponen de acuerdo en tildar, a la reforma, de
inadecuada, el frente común encabezado por el PSOE ya ponen pegas a su
aprobación, incluso antes de conocerla. No importa que la reforma sirva para
contener el ansia independentista del Sr. Mas y sus cuates, lo único que le
importa al Sr. Sánchez es impedir cualquier acción de gobierno, aunque con ello
se esté cargando a España. La izquierda actual, encabezada por el PSOE, hace
imposible cualquier intento de negociación, prefieren que el Sr. Rajoy y su
gobierno estén al pairo y, de esta manera, poder criticarles constantemente,
que es lo único que hacen bien.
La filosofía actual del socialismo
español, es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia, la prédica o la
envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria. Su
deseo inmediato ocupar sillas de poder, aunque con ello se apoye con los más radicales
de la izquierda política. Esos que toman como bandera de su programa político a
los dirigentes venezolanos. Una Venezuela que, según Bloomberg Business,
ocupara en 2015 el primer puesto en el Índice de Miseria.
¿Cómo se puede estar en contra de una decisión
que pretende que las resoluciones judiciales se cumplan? ¿Cómo pueden decir los
socialistas que es una reforma electoralista cuando ellos lo hicieron en el 2011,
con las elecciones generales anunciadas? ¿Con que cara, los mismos partidos
políticos que pidieron al PP contundencia en el referéndum del 9N, ahora dicen
que no es procedente el impedir que el Sr. Más y todos los independentistas se
vuelvan a reír de España y de los españoles?
¿De verdad es demasiado tarde para tomar
esta iniciativa? ¡Claro que no!, ¿Desde cuándo es tarde para llevar a cabo algo
útil y beneficioso? Nunca es tarde, y cualquier momento es bueno, para
emprender aquello que haya de reportarnos alguna mejora. El paso del tiempo no
debe ser obstáculo para realizar aquello que deseamos, sobre todo cuando la
alternativa es no hacer nada.
José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr.
Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose
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