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MI Frase
"Cuando la vista se cruza con el deseo, haz que impere la razón".
(José A. Puig)





jueves, 30 de junio de 2016

La Gobernanza



El gobernar se puede estudiar cómo una ciencia, pero su práctica no deja de ser un arte. Se nace o no se nace para ser un buen gobernante, al igual que para ser un gran músico, pintor, etc. Una carrera te puede dar los conocimientos, pero el arte de gobernar nunca se adquiere con un libro delante, requiere inspiración, intuición, experiencia y clarividencia. Otro rasgo de gran importancia es que sea culto, una cultura amplia, solida, sustentada, que permita tener una gran flexibilidad de criterio. Los buenos gobernantes, o que pretendan serlo, deben aceptar la pluralidad de opinión, ser tolerante ante sus contrarios y abierto a toda corriente que lleve a la verdad.
El político, que pretenda llevar a término una buena gobernanza, no puede pensar que la verdad es la suya, ya que entonces no será un buen político, será un fanático, un dogmático. El solo hecho de no tolerar que exista una verdad distinta, lo descalifica cómo político y cómo persona. Un hombre culto, sensato y honesto, es al fin y al cabo un humano, y cómo tal, puede tener momentos de desvío e incluso de intolerancia; pero no será la regla, será la excepción.
El liderazgo de los gobernantes ha sido históricamente entendido cómo indispensable para todo sistema político, al permitir la estabilidad y evitar la tiranía. Sin embargo el concepto de liderazgo virtuoso ha sido discutido de formas y maneras a lo largo de la historia de la humanidad. Desde la visión filosófica de Platón (La República) que postuló que la dirección política debía estar en manos de gobernantes que fueran sabios filósofos, pasando por la visión sociológica de Max Weber, que afirmaba que el liderazgo debía ser entendido cómo una relación social, en la que el elemento central es la aceptación del mismo por los seguidores, hasta la visión actual del concepto de líderes políticos, el liderazgo ha ido adoptando diferentes aceptaciones.
En la actualidad, los líderes políticos se enfrentan, sin duda, a numerosos y mayores desafíos. Por un lado las sociedades modernas han avanzado en su nivel de complejidad, cómo consecuencia de un mundo global, donde los líderes encuentran difícil la concreción de sus objetivos, condenados a defraudar y a no cumplir con las expectativas que en ellos han sido depositadas. Es aquí donde comienza a producirse el divorcio entre la política y la sociedad. Por otro lado, está la fragmentación y diversidad de las demandas que se les exige  a diario, que dificulta aún más la tarea de construir una cultura común y una serie de valores compartidos. Sin olvidar, el complicado panorama actual, en cuyo seno, muchas viejas certezas ideológicas se hayan en desasosiego, y otras están siendo derribadas. Todo esto hace que la elaboración de discursos capaces de aglutinar amplia aceptación social, resulte muy complejo.
Actualmente, la falta de liderazgo en algunos países europeos ha trastocado los cimientos democráticos y ha propiciado el caos económico y social. Casos como los de Grecia, o el más reciente del Brexit en Gran Bretaña, son claros ejemplos, entre otros, de la falta de gobernanza y de lo que, un aprendiz a gobernante, puede traer a su país. La política necesita de líderes que sepan que cuando las circunstancias cambian sus posicionamientos deben también cambiar. Lo único que es irrefutable es que hay que gobernar. Un país no puede estar sin gobierno. Los políticos deben garantizar la gobernanza de un país, pues de no hacerlo están cometiendo una sedición que puede llevar a una guerra. Cuestión, por desgracia, conocida en Europa, y en España.  

José Antonio Puig Camps. AGEA Valencia (Dr. Ingeniero y Sociólogo)
http://josantoniopuig44.blogspot.com.es/
Twitter: @JapuigJose

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